domingo, 24 de enero de 2010

Un trabajo muy sucio



Novela
Primera edición: 2009



Charlie Asher caminaba por la tierra como camina una hormiga sobre la superficie del agua, como si, al más leve tropiezo, pudiera caer en picado y verse engullido por los abismos. Dotado de la imaginación de un macho beta, pasaba gran parte de su tiempo escudriñando el porvenir por si lograba atisbar las formas en que el mundo conspiraba para matarlo. A él, a su esposa, Rachel, y ahora también a Sophie, su hija recién nacida. Pero, pese a su concentración, pese a su paranoia y sus incesantes desvelos, desde el momento en que Rachel hizo pis y en la prueba de embarazo salió una rayita azul, hasta el momento en que la llevaron a la sala de reanimación del St. Francis Memorial, la Muerte logró colarse en su vida de rondón.


Primera impresión
Desde que era chica y a la fecha, pienso mucho en la muerte. Supongo que todos los seres humanos le tememos por igual, pero luego me doy cuenta de que no todo el mundo le da tanta importancia a la muerte. Hay quienes viven como si nunca fueran a morir o simplemente no parecen preocupados por eso, hay a quienes la muerte les llega de sorpresa, hay quienes, aún gozando de la mejor salud y teniendo toda su vida por delante, no consiguen hacer a un lado la idea de que un día morirán. O tal vez somos eso en cierta medida, y es en ciertos momentos que la muerte puede presentarse en forma de pensamiento, de pérdida o de literatura. Y es en la literatura donde aprendemos, la literatura que nos prepara para la vida.

Reseña
Charlie Asher teme a la muerte. Todo el tiempo piensa en todo lo que puede suceder. Es una persona sumamente nerviosa y aprehensiva. Para darle más fuerza a todos sus temores, su esposa Rachel de hecho muere a pocas horas de dar a luz a su hija Sophie. Una extraña aparición de un hombre de verde, seguida de una carta que llega a Charlie anunciándole que tendrá que volverse recolector almas, dan forma a esta novela de humor negro y enseñanza sobre el duelo y la muerte.

Opinión
Por lo general cuando alguien muere en una historia, sobre todo en una narrada con un peculiar tono cómico, la muerte se siente en una escena o dos y pasa de largo para llegar a lo que sigue. Esto no ocurre en Un trabajo muy sucio, donde el dolor ante la muerte de Rachel se hace sentir desde que ocurre y a lo largo de toda la novela. Sabemos de la personalidad aprehensiva de Charlie y sabemos que Rachel era todo para él. Pero es un gran hallazgo que, dentro de una historia donde habita la realidad y la fantasía, subsista un mensaje que habla literalmente de la muerte, de cómo se puede superar, de qué es el duelo y en fin, de cómo seguir viviendo aún con la idea siempre presente de que un día nuestros seres más queridos morirán y también nosotros.

A falta de ilustraciones que comentar, pues este libro no tiene más que en la portada (y una muy desafortunada, por cierto), cierro con esta cita sobre la fe:


—Lo he visto una y otra vez —dijo Charlie—. Más con los hombres que con las mujeres, pero con ambos, desde luego: muere el marido o la mujer, y es como si el superviviente quedara unido al otro con una cuerda, como un alpinista que hubiera caído en una grieta. Si el superviviente no se suelta (si no corta la amarra, supongo), el muerto lo arrastra a la tumba. Creo que eso me habría pasado a mí... Había algo más grande que yo, más grande que mi dolor. Esa es la única razón por la que he llegado hasta aquí.

2 comentarios:

aitana carrasco dijo...

Tiene muy buena pinta... pero mejor pinta tiene elq ue andas leyendo de los niños prodigio... ese libro me interesa. ¿Lo reseñará usted, señorita?... así veo qué tal, y luego lo leo. Un abrazo grande.

Abril Castillo dijo...

Hola Aitana

Sí, ya terminé de leerlo, y no sólo su pinta es buena, el texto es genial... y la ilustraciones son del mismísimo Sowa, así que sí, será el próximo en ser reseñado.
un abrazo grande para usted también!